Saltar con los pies juntos en un sueño
Había olvidado abrir los brazos al saltar del avión y me fui en pirueta. Sentía que sonreía. Estaba cayendo a mas de 200km/h, mis brazos desnudos abiertos para dirigirme, rompiendo el aire helado, pero ¿qué pudiera hacer el frío cuando uno es tan feliz? Ya pensaba en nada, sólo era sensaciones. Fui liberado de todo lo que duele. Todo mi ser sólo era placer, hubiera querido que todo esto jamás se acabaría. Estaba infinitamente libre.
Unos años que estaba pensando en esto! Por fin, este 19 de septiembre de 1998, à Pujaut, cerca de Avignon, me fue en el avión del club de paracaídistas con Marc, un paracaídista experimentado, y un cameraman. Tres amigos se habían quedado en la pista con un periodista del Dauphiné.
A unos 4000 metros de altitud, el cameraman saltó en el vacío/en el aire. Le sigue, atado con Marc quien llevaba el paracaídas en la espalda, así fue l principio de un encantamiento cuyo recuerdo sigue maravillarme.
Marc me dió los puñados para que yo dirija el paracaídas. Estábamos a 1200 metros de altitud. La caída se volvió un resbalón, la temperatura se volvió más agradable. Escuchaba los consejos de Marc, hendiendo el aire despacio como un pájaro tranquilo que vuelve al suelo. Yo estaba muy bien. Acariciado por el viento, cumpliaba mi sueño, aquel sueño que llevaba afianzado en mi cabeza desde tanto tiempo.
Al cabo de quatro o cinco minutos, a unos veinte metros del suelo, levante las rodillas para prepararme al aterrizaje, siguiendo así los consejos de Marc. Habia bastante mal dosificado mi gesto y , al volcar por delante, hicimos una llegada espectacular.
En la tierra, el operador me pidió la palabra del fin antes de parar su cámara cinematográfica.
" ¡ Genial! ¡ Con Marc, nos sentimos en seguridad, y empezaré de nuevo! "
A veces, enciendo mi tele, introduzco el videocaset de este salto con paracaídas en mi magnetoscopio, y me voy de nuevo en este pasado que jamás olvidaré.
Soy invidente, es verdad pero conozco cada paso de este casete y llego a reencontrar cada una de las sensaciones que probé aquel día.
La periodista de Dauphiné escribió su artículo y me digo que, posiblemente, devolvió coraje a otros invidentes. "