La vida me ha enseñado que es más fácil superar una dificultad si la conviertes en ventaja: hagamos de nuestras debilidades nuestra fuerza. Pero también me inculcó la importancia de la ambición, llegar hasta al final de lo que se emprende y superarse pase lo que pase; vivir sus deseos, divertirse, tener sueños y luchar por ellos. Siempre me ha gustado el deporte y practicarlo. He crecido en Cholet, una ciudad conocida por el baloncesto al que jugué a nivel nacional hasta la edad de 15 años. En silla de ruedas practicar un deporte se volvió primordial para desgastarme físicamente, superarme y encontrar un equilibrio psicológico. Jugadora de tenis adaptado desde 2009, me he lanzado un reto : vivir el sueño Paralímpico. La aventura comenzó realmente en 2011 cuando me uní a Christel Abt, mi entrenador, en el Gard, para dedicarme por completo a esta disciplina. A partir de ahí, gracias al apoyo incondicional de Sodebo, mi socio comercial desde que empecé, he podido, durante 4 años, viajar por el mundo, visitar continentes, disputar 3 copas del mundo… a la búsqueda del Grial: clasificarme entre las 22 mejores jugadoras del mundo y así asegurar mi participación para Río. Abnegación, espíritu de lucha y generosidad han sido las señas de identidad de esta aventura que me llevado por el camino insospechado de la realización personal. ¡Lo dí todo, más que nada para no arrepentirme! En el origen de esta aventura está, por supuesto, mi pasión por el deporte y el placer de “pegarle a la pelota”. Pero ha sido es el encuentro entre mi carácter y los valores en poder de la práctica de un deporte la base de mi determinación para afrontar este reto. El objetivo no llegó a su cita. Mi mejor clasificación será mi permanente orgullo: 23ª jugadora mundial y 10 títulos internacionales. A veces se da uno cuenta de que solo con su propia voluntad puede no ser suficiente, entonces es que la aventura estaba en otra parte. Porque en última instancia, no es el objetivo lo que importa sino el camino para llegar hasta allí.