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El señor Luc Costermans es un afable belga que no ve el peligro, está ciego. En su historial cuenta con hazañas como pilotar avionetas, eso sí, con la ayuda de un copiloto. Su última ocurrencia ha sido romper el récord de velocidad en carretera, ostentado hasta ayer por el británico Mike Newman, que puso un BMW M5 a 268 Km/h./p pAyer mismo, en un aeródromo de Istres, Francia, Costermans rompió el récord al volante de un Lamborghini Gallardo (con copiloto). El piloto invidente alcanzó la friolera de 308,78 Km/h/strong. Este tio los tiene cuadrados, ¡pero su copiloto no se queda corto!/p pVidentes como nosotros no podemos entender cómo se puede conducir a esa velocidad (aun en una pista) cuando con los ojos cerrados no somos capaces ni de caminar por casa.

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Los derechos de las personas minusválidas se encontraban en el centro de numerosas reuniones celebradas por la Comisión Nacional Egipcia de los Derechos Humanos que tengo el honor de presidir. Hemos de la misma manera, publicado en escritura Braille nuestro informe anual sobre la protección de los derechos humanos en Egipto y tendremos una reunión con las personas ciegas para recoger sus impresiones sobre este documento dentro de los próximos meses. Es decir que su iniciativa para lanzar un sitio web www.ehandicapworldrecords.org dedicado a todas las personas minusválidas en todo el mundo nos ayudará a seguir nuestra acción en su favor. En nombre de la Comisión Nacional Egipcia de los Derechos Humanos y en mi nombre personal, quiero felicitarle a usted y agradecerle para esta admirable iniciativa.

A la edad 19 años, Juan-Yves Le Meur ha escapado a la muerte de poco, pero perdió su pierna derecha y su pie izquierdo.
La vuelta a la vida es una tortura física y moral ; sin embargo al joven hombre le recuerda en punto de mira las montañas cortadas en el horizonte. “Salirse” apenas tiene sentido según él; él avanza al descubrimiento de sus propios límites y proyecta poco a poco alcanzar la cumbre del Mont Blanc de pie. Muletas a puños, apoyado en una única prótesis, la alcanzara algunos años más tarde y explicará que esta “primera” no era ni un desafio, ni un combate, pero la satisfacción de un impulso irreprimible, de un capricho - no es necesario!
El itinerario horizontal de un muchacho guardado en la cama se convirtió en la vía de un hombre elevado a lo más alto de las montañas. El cuerpo, el corazón y el espíritu tendido hacia el objetivo, Juan-Yves Le Meur transcribe con vigor, sensibilidad y un humor un poco áspero las emociones más profundas como los detalles ordinarios del costidiano, los encuentros con sus camaradas amputados así como el sentimiento de la montaña.
“Falsos pasos” muestra una promesa cumplida, con rabia, la de vivir, y de la inconmensurable relatividad de ser minusválido.