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Un viaje a ciegas por el circuito del Jarama

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Un viaje a ciegas por el circuito del Jarama

Sesenta personas con discapacidad visual conducen un coche en una actividad organizada por la ONCE, SEAT y RACE


La primera sensación es el miedo. Conducir un coche prescindiendo de la vista es tentar a la suerte. Solo queda aferrarse a la capacidad auditiva, al sentido común y a las instrucciones de un experto en monitoreo para no perder el control del volante. Tras el arranque del automóvil –algo despacio al principio– se comienza a recobrar con lentitud la seguridad en una misma: los músculos del cuerpo se relajan y prácticamente de forma automática, como si se pudiera ver la pista, continúa un viaje a ciegas por el circuito del Jarama, al norte de Madrid.
Esta misma sensación que pudo experimentar esta periodista es la que vivieron ayer las 60 personas con discapacidad visual que condujeron por el circuito un automóvil únicamente con la orientación de un instructor. «Tengo una sensación de libertad gracias a esta experiencia. He sentido mis pies despegar del suelo, mientras mi cuerpo vibraba. Nada se compara con estar frente al volante», dice Enrique Díaz, un ciego de 34 años de edad.
Esta carrera por vencer la discapacidad visual, denominada «Conducir, una ilusión», ha sido organizada por la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), la compañía automovilística Seat y el Real Automóvil Club de España (RACE). Al acto han acudido Mikel Palomera, director de Seat España, y los actores Maxi Iglesias y María Castro. Sus promotores han asegurado que la ceguera no es impedimento para alcanzar metas, menos para conducir un coche.
Esta es la primera vez en la historia que un grupo de invidentes puede manejar un coche con asesoría de expertos monitores de No + accidentes. «Nos sentimos acompañados, seguros, sin miedo alguno. Yo no había podido conducir un automóvil desde que quedé ciego, en el 2007. Pero volver a coger el volante ha sido una de las mejores experiencias de mi vida», indica José Luis Andrés, un pensionista de 55 años de edad que perdió la visión debido a una enfermedad.
Un paso previo a la experiencia
Los invidentes que condujeron los coches en el circuito del Jarama -todos ellos Seat León, con innovadores sistemas de asistencia- fueron preparados con una charla. «Nos indicaron las normas y medidas de seguridad antes de participar en esta actividad. Yo, por ejemplo, llevaba muchos años sin poder conducir a causa de mi ceguera. Considero un lujo haber estado otra vez al volante. Ya no es la sensación de que vas solo, de que llevas completamente las riendas del coche; pues ni siquiera tienes certeza de la velocidad. Me he sentido como una niña», ha explicado Natalia Fernández, que perdió parcialmente la visión hace 24 años.
Los participantes se han ido adaptando a las vías, algunos incluso han alcanzado velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora en Jarama.

Source : Journal ABC